Las acciones de Telefónica han experimentado un desplome significativo, cayendo más de un 9% en la bolsa, lo que ha llevado su valor por acción a menos de 4 euros. Este descenso se produjo tras la presentación de los resultados financieros correspondientes al tercer trimestre del año, donde la compañía anunció una reducción drástica en el dividendo que planea pagar a sus accionistas. En concreto, el dividendo se recortará a la mitad, estableciéndose en 0,15 euros por acción, lo que ha generado preocupación entre los inversores.
La apertura de la sesión bursátil el 4 de noviembre mostró una caída cercana al 10% en el valor de las acciones de Telefónica, que se situaron por debajo de los 3,93 euros, un nivel que no se había visto desde el cierre de 2024. Este desplome ha hecho que la empresa pierda la revalorización bursátil que había acumulado hasta el lunes anterior, que era del 9%, y que en agosto había alcanzado un notable 24%.
En términos de ingresos, Telefónica reportó un total de 26.970 millones de euros en los primeros nueve meses del año, lo que representa un crecimiento interanual orgánico del 1,1%. Sin embargo, el resultado bruto de explotación (EBITDA) ajustado se situó en 8.938 millones de euros, con un incremento orgánico del 0,9% en comparación con el mismo periodo del año anterior. A pesar de estos números, el margen de EBITDA ajustado sobre la facturación se mantuvo en un 33,1%, similar al 33,4% del año pasado.
Uno de los aspectos más preocupantes de los resultados de Telefónica es el beneficio neto de sus operaciones continuadas, que se redujo a 828 millones de euros, lo que representa una disminución del 46% en comparación con los 1.531 millones de euros reportados en el mismo periodo de 2024. Además, la empresa ha registrado pérdidas netas atribuidas de 1.080 millones de euros, en contraste con un beneficio de 954 millones de euros al cierre de septiembre del año anterior.
El aumento en la carga impositiva también ha sido un factor que ha afectado los resultados de la compañía. Telefónica pagó 545 millones de euros en impuestos en los primeros nueve meses del año, casi el doble que los 299 millones de euros que abonó en el mismo periodo de 2024. La empresa ha atribuido este incremento a la valoración de créditos fiscales, especialmente en Alemania y España.
Otro punto crítico en la situación de Telefónica es el impacto de la discontinuación de sus operaciones en varios países de América Latina, incluyendo Argentina, Perú, Uruguay y Ecuador, que ha tenido un costo de 1.909 millones de euros hasta septiembre. La compañía ha vendido sus filiales en estos países como parte de su estrategia para reducir su exposición en la región, y actualmente espera cerrar su salida de Colombia.
En cuanto al dividendo, la reducción a la mitad del pago previsto para 2026 ha generado inquietud entre los accionistas. La empresa ha vinculado la retribución a los accionistas en los próximos ejercicios al desempeño de su flujo de caja libre, estableciendo que destinará entre el 40% y el 60% de este flujo al dividendo. Esta decisión ha sido vista como un intento de Telefónica por estabilizar su situación financiera en un entorno cada vez más desafiante.
La situación actual de Telefónica refleja un panorama complicado para la empresa, que se enfrenta a la presión de los inversores y a un entorno económico incierto. La combinación de resultados financieros decepcionantes, recortes en el dividendo y la necesidad de reestructurar su presencia en el mercado latinoamericano plantea desafíos significativos para la compañía en el futuro cercano. A medida que los inversores evalúan las implicaciones de estos resultados, la dirección que tome Telefónica en su estrategia a largo plazo será crucial para recuperar la confianza del mercado y estabilizar su posición en la bolsa.

