En los últimos días, España ha sido escenario de una serie de manifestaciones masivas en apoyo al pueblo palestino, coincidiendo con el segundo aniversario del inicio de un conflicto que ha dejado un saldo devastador en la Franja de Gaza. Las movilizaciones, que han tenido lugar en diversas ciudades del país, han reunido a decenas de miles de personas que exigen un embargo de armas a Israel y el fin de las relaciones diplomáticas con el Estado israelí.
La capital, Madrid, fue el epicentro de una de las manifestaciones más significativas, donde se estima que entre 100,000 y 400,000 personas se unieron en una marcha organizada por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, el colectivo Fin al Comercio de Armas con Israel, y otras organizaciones. Los asistentes, que coreaban lemas como «Netanyahu, asesino» y «no es una guerra, es un genocidio», expresaron su indignación ante la situación crítica que enfrenta el pueblo palestino.
La portavoz de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel, Laura Ferre, subrayó la necesidad de que el gobierno español actúe en consonancia con las demandas de la sociedad civil. «Es inexplicable que tras siete décadas de colonialismo sionista y una ocupación reconocida por la ONU, nuestro gobierno siga comerciando con material militar israelí», afirmó Ferre, quien también criticó el real decreto ley que se prevé aprobar sobre el embargo de armas, calificándolo de «embargo colador».
La presión social ha sido un factor clave en estas movilizaciones. Ferre enfatizó que la sociedad civil tiene el poder de influir en las decisiones gubernamentales y que, si el gobierno solo responde a las movilizaciones en las calles, la lucha continuará. «Como pueblos del mundo, estamos a la altura de lo que sucede, es la hegemonía mundial liderada por EE. UU. la que no está a la altura del momento histórico», agregó.
La manifestación en Madrid no fue un evento aislado. En Barcelona, más de 70,000 personas también se manifestaron, exigiendo el fin del genocidio en Gaza y la liberación de la Flotilla de activistas detenidos por Israel. La Guardia Urbana de Barcelona reportó una afluencia masiva, con organizadores que elevaron la cifra a 300,000 asistentes. Las protestas se replicaron en otras ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, Valencia, y Córdoba, donde miles de personas se unieron a la causa.
Los manifestantes no solo expresaron su apoyo al pueblo palestino, sino que también denunciaron la complicidad de los gobiernos en la perpetuación del conflicto. En Madrid, los asistentes recordaron que el genocidio en Gaza ha sido ignorado por muchos, y que la comunidad internacional debe asumir su responsabilidad. Ana Bajo, una de las participantes, afirmó que «lo que pasa en Gaza es posible por la impunidad del mundo entero».
Los organizadores de las manifestaciones han emitido un comunicado final que critica el doble rasero de los discursos políticos, que condenan la violencia pero al mismo tiempo equiparan al colonizador con el colonizado. También han exigido al gobierno español que tome medidas concretas, como la ruptura total de relaciones con Israel y el apoyo a los juicios internacionales contra el país por sus acciones en Palestina.
La situación en Gaza es alarmante. Desde el inicio del conflicto, se han reportado más de 66,000 muertes, y la comunidad internacional ha sido acusada de mirar hacia otro lado. Las manifestaciones en España son un reflejo del creciente descontento y la urgencia de actuar frente a lo que muchos consideran un genocidio.
Las protestas han sido un llamado a la acción, no solo para el gobierno español, sino para la comunidad internacional en su conjunto. Los manifestantes han dejado claro que no se quedarán en silencio mientras el pueblo palestino sufre. La lucha por la justicia y la paz en la región continúa, y la presión social parece ser un factor determinante en la búsqueda de soluciones.
A medida que las movilizaciones se extienden por todo el país, queda claro que el apoyo al pueblo palestino está lejos de disminuir. Las calles de España han resonado con un mensaje claro: el fin del genocidio en Gaza es una exigencia que no puede ser ignorada. La comunidad internacional debe escuchar y actuar, porque la historia no olvida, y la lucha por la justicia es una responsabilidad compartida.