El Partido Popular (PP) de España ha decidido dar un giro significativo en su proceso interno de elección de líderes, eliminando las primarias directas que se habían implementado en 2017. Esta decisión, impulsada por su actual líder, Alberto Núñez Feijóo, busca simplificar el sistema de elección y volver a un modelo más tradicional de compromisarios, similar al que se utiliza en las elecciones estadounidenses. Este cambio ha generado un amplio debate sobre la dirección futura del partido y su relación con la democracia interna.
### Un Nuevo Sistema de Compromisarios
La propuesta de Feijóo, que será debatida y votada en el congreso nacional del PP en julio, establece que los militantes de cada provincia elegirán a unos compromisarios que estarán asociados a un candidato específico. Este modelo implica que el candidato que obtenga más votos en una provincia se llevará todos los delegados de esa región, independientemente de la diferencia de votos. Este sistema, que elimina la «doble urna» que existía anteriormente, ha sido defendido por la presidenta de Extremadura, María Guardiola, quien argumenta que este enfoque es más representativo y eficiente.
La eliminación de las primarias directas ha sido justificada por la dirección del PP como una forma de evitar el «asamblearismo» que, según ellos, caracteriza a este tipo de elecciones. Guardiola ha expresado que el nuevo sistema de delegación de voto es más acorde con la democracia representativa, que consideran más perfeccionada que el modelo asambleario. Este cambio ha suscitado reacciones mixtas entre los militantes y líderes del partido, algunos de los cuales ven en esta medida un retroceso en la participación democrática dentro de la formación.
### Comparaciones con el Sistema Electoral de EE.UU.
El nuevo modelo del PP ha sido comparado con el sistema electoral estadounidense, donde el candidato que gana en un estado se lleva todos los delegados de ese estado, independientemente de la cantidad de votos que haya obtenido. Este sistema ha sido objeto de críticas en el pasado, especialmente en las elecciones de 2016, cuando Donald Trump ganó la presidencia a pesar de recibir menos votos que su oponente, Hillary Clinton. La comparación con el modelo estadounidense ha generado preocupación entre algunos sectores del PP, que temen que este enfoque pueda alejar aún más a los votantes de la política tradicional.
La presidenta extremeña ha defendido que el nuevo modelo es un retorno a las raíces del partido y a un sistema que se asemeja al que se utiliza en la política española. Sin embargo, es importante señalar que el sistema electoral español no es mayoritario y se basa en la representación proporcional, lo que contrasta con el enfoque que propone el PP. Este cambio podría tener implicaciones significativas en la forma en que se percibe la democracia dentro del partido y en su relación con los votantes.
La decisión de Feijóo de implementar este nuevo sistema ha sido recibida con escepticismo por parte de algunos líderes regionales, como Isabel Díaz Ayuso, quien había abogado por un modelo de «un militante, un voto». La falta de consenso interno sobre este cambio sugiere que el PP se encuentra en un momento de tensión y reconfiguración, donde las diferentes facciones del partido luchan por definir su futuro.
En este contexto, la dirección del PP deberá navegar cuidadosamente entre las expectativas de sus militantes y la necesidad de adaptarse a un panorama político en constante cambio. La implementación de este nuevo sistema de compromisarios podría ser vista como una oportunidad para revitalizar el partido, pero también plantea riesgos significativos en términos de participación y representación.
A medida que se acerca el congreso nacional del PP, la atención se centrará en cómo se desarrollará este proceso y qué impacto tendrá en la estructura interna del partido. La decisión de eliminar las primarias directas podría ser un punto de inflexión en la historia reciente del PP, marcando un regreso a un modelo más tradicional que podría o no resonar con las bases del partido en un momento en que la política española está experimentando cambios profundos y rápidos.