La situación en Gaza ha generado un intenso debate en España, especialmente dentro del Partido Popular (PP), donde las opiniones sobre cómo calificar la masacre que se está llevando a cabo han comenzado a dividir a sus líderes. Mientras algunos barones regionales han comenzado a utilizar el término «genocidio» para describir los actos del gobierno israelí, otros, incluyendo al líder nacional Alberto Núñez Feijóo, se resisten a adoptar esta terminología, lo que ha creado una grieta notable en la cohesión del partido.
La masacre en Gaza, que ha resultado en la muerte de más de 65,000 personas, incluidos más de 19,000 menores, ha llevado a algunos líderes regionales del PP a reconocer la gravedad de la situación. Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, y Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia, han sido de los primeros en calificar los actos en Gaza como genocidio, alineándose con las declaraciones de una comisión de la ONU que ha utilizado este término. Esta postura contrasta con la de Feijóo, quien ha evitado usar la palabra, lo que ha generado tensiones internas en el partido.
En un contexto donde la presión social y las manifestaciones en apoyo a Palestina han aumentado, la respuesta del PP ha sido variada. Mientras algunos líderes regionales han optado por reconocer el genocidio, otros, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han mantenido una postura más cautelosa, evitando condenar abiertamente las acciones de Israel. Ayuso ha sido criticada por su cercanía con el gobierno israelí y por no condenar la masacre, lo que ha llevado a acusaciones de que su postura está influenciada por sus vínculos con grupos proisraelíes en Madrid.
La situación se complica aún más con la presión de FAES, la fundación vinculada a José María Aznar, que ha influido en la dirección del PP. Aznar ha defendido la posición de Israel, argumentando que la derrota de este país en Gaza podría llevar a una crisis más amplia en el mundo occidental. Esta postura ha sido respaldada por Ayuso y otros líderes del PP, quienes han criticado las manifestaciones en contra de la masacre, comparándolas con actos terroristas.
A medida que la crisis en Gaza continúa, el PP se enfrenta a un dilema: cómo equilibrar las opiniones de sus líderes regionales que abogan por un reconocimiento del genocidio con la postura más conservadora de su liderazgo nacional. La falta de una posición unificada podría tener repercusiones en la percepción pública del partido, especialmente en un momento en que la opinión pública está cada vez más polarizada sobre el conflicto israelo-palestino.
La respuesta del PP a la crisis en Gaza no solo refleja las divisiones internas del partido, sino también la complejidad de la política española en relación con el conflicto en Oriente Medio. A medida que más líderes regionales se atreven a utilizar el término genocidio, la presión sobre Feijóo y su equipo para que adopten una postura más clara y coherente aumenta. La situación en Gaza no solo es un tema de política internacional, sino que también se ha convertido en un punto de inflexión para el PP, que debe navegar cuidadosamente entre las expectativas de sus bases y la presión de la opinión pública.
En este contexto, la política española se encuentra en un momento crítico, donde las decisiones que se tomen en los próximos días y semanas podrían tener un impacto duradero en la política interna del PP y en su relación con los votantes. La forma en que el partido maneje esta crisis podría definir su futuro y su capacidad para mantenerse relevante en un panorama político en constante cambio.