La situación política en España ha estado marcada por una serie de desafíos y avances desde las elecciones generales del 23 de julio de 2023. A pesar de las expectativas iniciales, el panorama se ha vuelto complejo para el Gobierno de Pedro Sánchez, quien se enfrenta a una debilidad parlamentaria sin precedentes en la historia reciente del país. La combinación de choques con partidos aliados, investigaciones judiciales y la necesidad de negociar constantemente con diversas fuerzas políticas ha complicado la gobernabilidad y la implementación de políticas clave.
**La Debilidad Parlamentaria y sus Consecuencias**
Desde el inicio de la legislatura, el Gobierno ha tenido que lidiar con una situación de inestabilidad. Tras las elecciones, el bloque de la derecha, compuesto por el Partido Popular (PP) y Vox, logró 169 escaños, lo que les dejó a siete de la mayoría absoluta. Por su parte, el PSOE y Sumar, que aspiraban a formar un Gobierno de coalición, solo obtuvieron 152 escaños. Esta situación ha obligado al Ejecutivo a buscar el apoyo de otras fuerzas políticas, incluyendo partidos nacionalistas e independentistas, lo que ha condicionado su capacidad para aprobar leyes y presupuestos.
Las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez fueron arduas y se extendieron por varios meses. Finalmente, se logró un acuerdo con partidos como PNV, ERC y Junts, pero no sin dificultades. La aprobación de la Ley de Amnistía para los condenados por el procés independentista catalán fue uno de los hitos más significativos, aunque también generó tensiones y críticas tanto dentro como fuera del Gobierno. La necesidad de concertar con múltiples actores ha llevado a que el Ejecutivo avance a un ritmo lento, lo que ha frustrado a muchos ciudadanos que esperaban cambios significativos tras las elecciones.
**Choques y Rupturas en el Bloque de Gobierno**
A medida que la legislatura ha avanzado, se han producido rupturas en el bloque de investidura que han complicado aún más la situación. En diciembre de 2023, Podemos decidió separarse del grupo parlamentario de Sumar, lo que evidenció el malestar por la falta de representación en el nuevo Gobierno. Esta ruptura fue solo el comienzo de una serie de tensiones que han puesto en jaque la estabilidad del Ejecutivo.
En agosto de 2024, Junts anunció la retirada de su apoyo al PSOE en el Congreso, citando la dificultad de aplicar la amnistía a su líder, Carles Puigdemont, como una de las razones. Esta decisión se produjo en un contexto en el que el Gobierno ya enfrentaba críticas por su gestión y por los escándalos de corrupción que afectaban a miembros del PSOE, como Santos Cerdán y José Luis Ábalos. La situación se complicó aún más con la apertura de investigaciones judiciales que han puesto en entredicho la credibilidad del Ejecutivo.
A pesar de estos desafíos, el Gobierno ha logrado avanzar en algunas áreas. En junio de 2024, se aprobó un decreto que ofrece descuentos en viajes de transporte público para jóvenes, y se ha comenzado a tramitar una ley para castigar penalmente las terapias de conversión sexual. Sin embargo, muchas de las promesas de campaña, como la reforma de la ley mordaza y la ley de familias, siguen sin materializarse, lo que ha generado descontento entre los votantes.
El panorama político en España es incierto y está marcado por la necesidad de un diálogo constante entre las diferentes fuerzas políticas. La capacidad del Gobierno para navegar por estas aguas turbulentas determinará no solo su futuro, sino también el rumbo del país en los próximos años. La combinación de una oposición fragmentada y un Gobierno que debe lidiar con múltiples crisis internas y externas plantea un escenario complejo que requerirá habilidades de negociación y compromiso para lograr avances significativos en la agenda política.