En el contexto actual de la salud pública, el auge de las pseudoterapias y la desinformación médica se ha convertido en un tema de creciente preocupación. Uno de los casos más alarmantes es el de Margarita Galaz, una autodenominada ‘curandera’ que ha sido acusada de manipular a sus pacientes para que abandonen tratamientos médicos convencionales en favor de teorías infundadas sobre el cáncer. Este artículo explora las implicaciones de su práctica y el impacto que ha tenido en la vida de sus pacientes.
### La historia de Margarita Galaz y su enfoque pseudomédico
Margarita Galaz, residente en Sevilla, ha ganado notoriedad por sus controvertidas afirmaciones sobre el cáncer, que se basan en la Nueva Medicina Germánica, una corriente pseudomédica que niega la existencia del cáncer como enfermedad. Según Galaz, los tumores son el resultado de conflictos emocionales no resueltos, lo que lleva a sus pacientes a rechazar tratamientos médicos convencionales. Este enfoque ha tenido consecuencias devastadoras, como se evidencia en el caso de Fabiola Lorena Vega Espinoza, quien falleció en 2024 tras no recibir el tratamiento adecuado para su cáncer de mama.
La querella presentada por las hermanas de Fabiola en Chile acusa a Galaz de homicidio, alegando que manipuló a su hermana para que creyera que su enfermedad era causada por su familia y que no necesitaba tratamiento médico. Este tipo de manipulación psicológica es un aspecto crítico de las prácticas de Galaz, quien, según los testimonios, instaba a sus pacientes a cortar lazos con sus seres queridos, argumentando que ellos eran la fuente de sus conflictos emocionales.
### La respuesta de las autoridades y el contexto legal
El Ministerio de Sanidad español ha comenzado a investigar las actividades de Galaz, considerando la posibilidad de cerrar sus páginas web debido al riesgo que representan para la salud pública. Sin embargo, el proceso para cerrar estas plataformas es complejo y requiere la intervención judicial, lo que plantea preguntas sobre la efectividad de la regulación en el ámbito de las pseudoterapias.
Fernando Frías, un abogado especializado en pseudoterapias, explica que para que el Ministerio de Sanidad pueda cerrar una página web, debe haber evidencia de que su contenido representa un peligro para la salud. Esto implica un proceso administrativo que puede ser lento y complicado, lo que permite que muchas de estas prácticas continúen sin restricciones. La falta de recursos y la baja prioridad que se otorgan a la regulación de las pseudoterapias son factores que contribuyen a la proliferación de estas prácticas dañinas.
A pesar de que la legislación española prohíbe la publicidad de tratamientos que prometen curar enfermedades graves como el cáncer, la implementación de estas leyes es insuficiente. La denuncia de RedUNE, una organización dedicada a la prevención del sectarismo y el abuso de debilidad, ha sido un paso importante para visibilizar el problema, pero aún queda mucho por hacer para proteger a los ciudadanos de la desinformación médica.
### La influencia de las redes sociales y la difusión de la desinformación
Galaz ha utilizado múltiples plataformas digitales para difundir sus teorías y comercializar sus servicios. Con varios canales de Telegram y una cuenta de Instagram que cuenta con miles de seguidores, ha logrado crear una comunidad en torno a sus ideas. Esta capacidad de atraer y manipular a un público vulnerable es una de las características más preocupantes de su práctica.
La facilidad con la que se puede acceder a información errónea en línea ha permitido que muchas personas caigan en la trampa de las pseudoterapias. La falta de regulación efectiva en el ámbito digital contribuye a que estas prácticas continúen proliferando, a pesar de los riesgos que representan para la salud de los pacientes.
### La necesidad de una mayor regulación y concienciación
El caso de Margarita Galaz es un recordatorio de la importancia de la educación y la concienciación en torno a la salud. Es fundamental que los pacientes sean informados sobre los riesgos de las pseudoterapias y que se fomente un enfoque crítico hacia la información médica que consumen. Las autoridades sanitarias deben priorizar la regulación de estas prácticas y garantizar que los ciudadanos tengan acceso a tratamientos seguros y efectivos.
La lucha contra la desinformación médica es un desafío que requiere la colaboración de profesionales de la salud, legisladores y la sociedad en general. Solo a través de un esfuerzo conjunto se podrá proteger a los pacientes de los peligros que representan las pseudoterapias y asegurar que reciban la atención médica que realmente necesitan.