La ceremonia de apertura de Eurovisión 2025, celebrada el 11 de mayo en Basilea, Suiza, se convirtió en un escenario de tensiones políticas y manifestaciones pro Palestina. Este evento, que tradicionalmente reúne a artistas de diversos países para celebrar la música y la cultura, se vio empañado por la controversia en torno a la participación de Israel en un contexto de conflicto en Gaza. La alfombra turquesa, que simboliza la llegada de los artistas, fue testigo de un despliegue de banderas palestinas y de una fuerte presencia de manifestantes que expresaron su descontento con la situación actual en la región.
La representante de Israel, Yuval Raphael, quien es una superviviente de los ataques de Hamás del 7 de octubre, se presentó con su canción «New Day Will Rise», que contiene metáforas sobre la esperanza y la resiliencia. Sin embargo, su actuación fue interrumpida por los gritos de los manifestantes, quienes exigían justicia y paz para Palestina. A pesar de la tensión, Raphael respondió lanzando besos al público y mostrando la bandera israelí, lo que generó una mezcla de reacciones entre los asistentes.
### La Reacción de la Delegación Israelí
La televisión pública israelí, KAN, no tardó en reaccionar a las protestas. Tras la ceremonia, emitieron una queja formal a la Unión Europea de Radiodifusión (UER), alegando que su representante había sido amenazada por uno de los manifestantes. La queja fue acompañada de un pedido para que se identificara y arrestara al individuo responsable. Este tipo de incidentes no son nuevos en el contexto de Eurovisión, donde la política a menudo se entrelaza con la música, creando un ambiente de tensión que puede eclipsar el propósito original del festival.
La UER, por su parte, ha delegado la investigación del incidente a la policía suiza, lo que ha generado un debate sobre la seguridad de los artistas en eventos de esta magnitud. La situación es particularmente delicada dado el trasfondo de violencia en Gaza y la polarización que ha generado en la opinión pública internacional. La presencia de banderas palestinas en un evento tan visible como Eurovisión subraya la importancia de la música como plataforma para la protesta y la expresión política.
### La Participación de España y el Contexto del Festival
En medio de esta controversia, la representante de España, Melody, también desfiló por la alfombra turquesa. Acompañada de su equipo de bailarines, Melody se prepara para su actuación en la primera semifinal, que se llevará a cabo el 13 de mayo. A pesar de que su participación en la final está asegurada, la artista se enfrenta a la presión de representar a su país en un contexto tan cargado de emociones y tensiones políticas.
La actuación de Melody, titulada «Esa Diva», promete ser un espectáculo vibrante, pero también se verá influenciada por el ambiente que rodea a Eurovisión 2025. La artista y su equipo han estado ensayando intensamente, con ensayos programados para el día de la semifinal. La expectativa es alta, no solo por la calidad de la actuación, sino también por cómo se desarrollará el evento en medio de las protestas y la controversia.
La situación en Gaza y la respuesta internacional a la misma han llevado a muchos a cuestionar la idoneidad de la participación de Israel en Eurovisión. Este festival, que debería ser un espacio de celebración y unidad, se ha convertido en un campo de batalla simbólico donde se enfrentan diferentes narrativas y realidades. La UER se encuentra en una posición complicada, ya que debe equilibrar la celebración de la diversidad cultural con la necesidad de abordar las preocupaciones políticas que surgen en torno al evento.
A medida que Eurovisión 2025 avanza, se espera que las tensiones continúen, y que la música, en su esencia, sirva como un vehículo para la expresión de sentimientos profundos y a menudo conflictivos. La combinación de arte y política en un evento de esta magnitud plantea preguntas sobre el papel de la música en la sociedad contemporánea y su capacidad para influir en el cambio social. La atención del mundo estará puesta en Basilea, no solo por las actuaciones, sino también por el mensaje que se envía desde el escenario y más allá.