El 28 de abril de 2025, España vivió uno de los días más caóticos de su historia reciente. Un apagón masivo afectó a gran parte de la península, dejando a millones de ciudadanos sin electricidad y generando un estado de emergencia que resonó en los medios internacionales. Este evento no solo tuvo repercusiones inmediatas en la vida diaria de los españoles, sino que también planteó serias preguntas sobre la infraestructura energética del país y su reputación en el ámbito europeo.
La crisis comenzó a las 12:30 horas, cuando un fallo en la generación eléctrica en el suroeste de España provocó un colapso en el suministro. A pesar de que las Islas Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla no sufrieron los mismos efectos debido a sus redes eléctricas independientes, el resto del país se vio sumido en un caos total. Las calles se congestionaron, los servicios de transporte se paralizaron y las comunicaciones se vieron gravemente afectadas. Las colas para adquirir productos básicos se alargaron, y muchos ciudadanos se encontraron atrapados en sus vehículos, incapaces de regresar a casa.
La Red Eléctrica de España, responsable de la gestión del sistema eléctrico, atribuyó el apagón a un fallo de generación y descartó la posibilidad de un ciberataque. Sin embargo, la magnitud del incidente generó una ola de críticas hacia la gestión de la infraestructura eléctrica del país. Los economistas estimaron que el impacto económico del apagón podría ascender a 3.000 millones de euros, aunque se mostraron optimistas sobre la posibilidad de recuperar gran parte de estas pérdidas.
### Repercusiones Internacionales y la Imagen de España
La repercusión del apagón no se limitó a las fronteras españolas. La prensa internacional se hizo eco rápidamente de la crisis, destacando la gravedad de la situación. En Italia, medios como La Repubblica y Corriere della Sera publicaron titulares que enfatizaban el caos vivido en España y Portugal, mientras que en Francia, Les Echos y Le Figaro también cubrieron el evento, subrayando el impacto en el transporte y la vida cotidiana.
La cobertura mediática no solo se centró en los hechos, sino que también planteó interrogantes sobre la capacidad de España para gestionar su infraestructura energética. La reputación del país se vio afectada, ya que los medios europeos resaltaron la vulnerabilidad del sistema eléctrico español. Esto podría tener consecuencias a largo plazo, especialmente en un contexto donde la inversión extranjera y la confianza en la estabilidad del país son cruciales.
El apagón también puso de manifiesto la necesidad de una revisión exhaustiva de las políticas energéticas en España. A medida que el mundo avanza hacia fuentes de energía más sostenibles, la dependencia de la energía convencional y la falta de inversión en infraestructuras modernas se convierten en un tema de debate urgente. La crisis energética no solo es un problema inmediato, sino que también plantea desafíos a largo plazo para la sostenibilidad y la seguridad energética del país.
### La Respuesta del Gobierno y el Futuro Energético
En medio del caos, la respuesta del gobierno español fue objeto de escrutinio. Beatriz Corredor, presidenta de la Red Eléctrica, se negó a dimitir, afirmando que estaba «dando la cara» en un momento de crisis. Sin embargo, su gestión y la de otros funcionarios han sido cuestionadas, y muchos ciudadanos exigen respuestas y responsabilidades claras. La falta de transparencia en la gestión de la crisis ha alimentado la desconfianza entre la población, que se siente vulnerable ante la posibilidad de futuros apagones.
La situación también ha reavivado el debate sobre la energía nuclear en España. Con la advertencia de la City sobre el riesgo de un parón en las inversiones si no se impulsa la energía nuclear, el gobierno se enfrenta a una encrucijada. La transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles es necesaria, pero también lo es garantizar la estabilidad del suministro eléctrico. La combinación de ambos objetivos requerirá una planificación cuidadosa y una inversión significativa en infraestructura.
El apagón del 28 de abril de 2025 no solo será recordado como un día de caos y desorden, sino como un punto de inflexión en la historia energética de España. La necesidad de una revisión profunda de las políticas energéticas y de la infraestructura eléctrica se ha vuelto más evidente que nunca. A medida que el país se recupera de esta crisis, la forma en que se aborden estos desafíos determinará no solo la reputación de España en el ámbito internacional, sino también su capacidad para enfrentar futuras crisis energéticas.