La historia de Munir Abdeselam, un joven futbolista español que ha decidido dar un giro inesperado a su carrera, es un relato que combina valentía, adaptación y descubrimiento. A sus 26 años, este lateral izquierdo ha hecho historia al convertirse en el primer español en jugar en la liga de Kirguistán, un país que muchos podrían ubicar en un mapa solo con dificultad. Desde su llegada al Talant FC en enero de 2025, Munir ha compartido sus experiencias y las peculiaridades de vivir en un lugar tan remoto y diferente a su hogar en Palma de Mallorca.
**Un Viaje Inesperado hacia lo Desconocido**
La vida de Munir dio un giro radical cuando recibió una oferta del Talant FC. Antes de esto, jugaba en el Montijo, un equipo de la Tercera RFEF en España. La idea de mudarse a Kirguistán le parecía una locura. «No sabía ni que existía el país», confiesa entre risas. Sin embargo, la oportunidad de jugar en el extranjero y la posibilidad de hacer historia en un lugar tan inusual lo motivaron a dar el salto. La distancia es considerable: 16 horas de vuelo desde España hasta Bishkek, la capital de Kirguistán. A pesar de la distancia, Munir decidió llevar a su familia con él, asegurándose de que su esposa e hija estuvieran a su lado en esta nueva aventura.
La llegada a Kirguistán fue un choque cultural. Munir relata que, al principio, no tenía idea de lo que le esperaba. La pretemporada fue dura, con un viaje a Kazajistán que lo llevó a experimentar las dificultades de vivir en un país con un clima extremo. «Aquí la temporada es de enero a diciembre, y yo llegué en pretemporada», explica. A pesar de las dificultades, se ha adaptado a su nueva vida, manteniendo una rutina similar a la que tenía en España, lo que le ha permitido sentirse más cómodo en su nuevo entorno.
**La Vida Cotidiana en Kirguistán**
Una de las cosas que más ha sorprendido a Munir es la vida social de los niños en Kirguistán. A pesar de las bajas temperaturas que pueden llegar a -15 grados, los niños juegan en las calles, algo que contrasta con la situación en España, donde el uso de redes sociales como TikTok es común. «Aquí el TikTok está bloqueado, y ves a los niños jugando en la calle, lo que es muy diferente a lo que estamos acostumbrados en España», comenta. Esta observación refleja una realidad social distinta, donde los niños disfrutan de la libertad de jugar al aire libre sin la preocupación de que sus pertenencias sean robadas.
La adaptación al idioma también ha sido un reto. En Kirguistán, el idioma oficial es el kirguís, aunque muchos hablan ruso. Munir ha tenido que aprender a comunicarse utilizando traductores y apoyándose en sus compañeros de equipo que dominan el inglés. A pesar de las barreras lingüísticas, ha encontrado formas de integrarse en el equipo y en la comunidad.
El fútbol en Kirguistán presenta sus propias particularidades. Aunque el país cuenta con instalaciones de calidad y una liga competitiva, el interés por el fútbol no es tan alto como en España. Munir menciona que el público en los partidos es escaso, y que el deporte más popular es la lucha, como el boxeo y las artes marciales mixtas. Sin embargo, a pesar de la falta de afición, él y sus compañeros se esfuerzan por dar lo mejor de sí en cada partido, buscando dejar una huella en la historia del fútbol kirguís.
Munir ha logrado marcar y asistir en la liga, convirtiéndose en un referente para los jóvenes futbolistas del país. Su historia es un testimonio de cómo el deporte puede unir culturas y abrir puertas a nuevas experiencias. A medida que avanza la temporada, su objetivo es continuar mejorando y, quizás, recibir ofertas de otros clubes en el futuro. Su deseo es que su hija crezca en un entorno donde pueda recibir una educación estable antes de regresar a España.
La experiencia de Munir Abdeselam en Kirguistán es un recordatorio de que el fútbol va más allá de los límites geográficos y culturales. Su valentía para embarcarse en esta aventura, su capacidad de adaptación y su deseo de dejar una huella en un país que apenas conocía son inspiradores. A medida que continúa su viaje, Munir no solo está construyendo su carrera, sino también contribuyendo a la historia del fútbol en Kirguistán, un país que, aunque lejano, se ha convertido en su nuevo hogar.